Use PGP para garantizar la máxima seguridad.
PGP (privacidad bastante buena, por sus siglas en inglés, un nombre que no le hace justicia) permite enviar y recibir correos electrónicos con la máxima privacidad y seguridad. PGP de GMX le brinda todo el control. Usted mismo cifra y descifra los correos electrónicos. De esta forma, aunque el destinatario no pueda utilizar la seguridad de la capa de transporte, sus correos electrónicos siguen siendo confidenciales.
Cada usuario de PGP dispone de dos claves (grandes archivos con contenido aleatorio): una pública (disponible para todos los contactos) y una privada (secreta y solo disponible para uno mismo). El correo electrónico se cifra con la clave pública del destinatario y solo puede descifrarse con su clave privada.
Hasta ahora, PGP era difícil utilizar y requería conocimientos de informática. GMX le permite utilizar esta tecnología con más facilidad y añade determinadas funciones, como la utilización en múltiples dispositivos o la copia de seguridad basada en la nube. La configuración de PGP solo lleva un par de minutos.
El cifrado de un extremo a otro exige que todos los algoritmos se ejecuten a nivel local en su propio dispositivo (y no en un servidor remoto que no pueda controlar). Esto lo gestiona un complemento del navegador llamado Mailvelope.
PGP ofrece una capa de seguridad adicional e independiente de la seguridad de la capa de transporte habitual.
La utilización de PGP no está limitada a los clientes de GMX. Todo lo que necesita es la clave pública del destinatario.
PGP requiere Mozilla Firefox o Google Chrome como navegador. Sus contactos tienen que utilizar PGP también, PGP de GMX o cualquier otra versión.
Asimismo, necesitará la clave pública del destinatario. Si el destinatario utiliza PGP de GMX, la clave pública se recuperará de forma automática.
Nota: Esta sección es un breve resumen de un complejo concepto matemático. Para obtener una explicación más detallada, consulte el artículo de Wikipedia sobre PGP.
PGP utiliza una función matemática unidireccional para crear las claves. Para ello, se multiplican dos números primos muy altos seleccionados de forma aleatoria. Esto no representa ningún reto para los ordenadores modernos.
Es mucho más difícil calcular los dos números primos originales a partir del producto. Este sería el paso necesario para "adivinar" una clave privada. Si los números primos son lo suficientemente altos (y lo son), este paso resulta imposible, incluso para los superordenadores modernos.